Lo mismo que le ocurre a un profesional con su marca personal, le ocurre a la empresa con su marca empleadora. Ni la marca personal ni la marca empleadora se crean o controlan, en todo caso se gestionan.

El control no existe

Una de los aprendizajes que nos ha traído la pandemia del COVID-19 es la toma de consciencia de que el control no existe. Pensamos que somos capaces de decidir qué imagen vamos a generar, qué piensan de nosotros nuestros clientes/empleados, pero en realidad eso no es así. No tenemos el poder sobre ello, nuestra imagen depende de cómo nos vean y ciertamente muchas veces eso dista de cómo nos mostramos. La diferencia está en la percepción y en la aceptación del ámbito de incidencia. En otras palabras: puedo apostar por comunicar una idea pero no puedo responsabilizarme de que el otro la perciba de igual manera.

Dando por bueno pues que no podemos controlar nuestra imagen de buen empleador, la parte alentadora es que sí la podemos gestionar. De esa manera podemos trabajar para que la imagen percibida sea lo más cercana posible a la que queremos transmitir. Pero una vez más, el control no existe. Siempre habrá una coyuntura, diferentes percepciones y situaciones ajenas a nuestra empresa que incidirán.

Gestionar la marca empleadora. Employer Branding.

La marca empleadora o employer brand de una compañía es la imagen o huella de una empresa como lugar en el que trabajar. Como es obvio aquí no vale hacer trampas inventándose un cuento ideal sobre cómo es trabajar en nuestra empresa. Mentir solamente nos va a llevar a la generación del descrédito corporativo.

El talento tiene mil y una maneras de conocer qué significa trabajar “con” (que no “para”) nosotros. Las redes sociales, los contactos en común, google, plataformas como Glasdoor .. existen herramientas de sobra para informarse antes de aplicar a una oferta. En consecuencia lo mejor es ser honestos y comunicar la realidad poniendo en valor lo que sabemos que puede resultar más atractivo al talento deseado.

Comunicar nuestra EVP (Propuesta de Valor al Empleado) es indispensable pero no lo primero. La tarea principal es generar una experiencia interna de todos los colaboradores afín a la imagen que queremos trasladar. Una vez más: comunicar siempre sobre la realidad.

Preguntar cómo se “vive” dentro de la empresa, estudiar qué ocurre en las organizaciones que compiten con nosotros por el mismo talento y finalmente tomar medidas que potencien lo que hacemos bien y otras que apacigüen, compensen o erradiquen nuestras aspectos a mejorar. Sea como sea es indispensable tener toda la información para actuar y comunicar.

Qué se necesita para la gestión

Orejas y ojos. Sí, sí tal cual: orejas y ojos. Podemos hablar literal o metafóricamente, pero al fin y al cabo lo primero es escuchar y analizar. Lo segundo será fijarnos un objetivo final. Vista la realidad: ¿a qué aspiramos?. En tercer lugar del proceso estará el “hacer” para después, una vez el mensaje ha calado en la cultura corporativa, comunicar a través de medios internos y externos.

 

Si tienes una empresa y crees importante trabajar en ello podemos ayudarte.

 

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