Si hemos dedicado un poco de tiempo a contestar las preguntas de los posts que anteceden a este, seguramente podremos tener algo claro, como mínimo qué es lo que no queremos.

Qué no quiero

  • Cómo no quiero seguir estando ni sintiéndome.
  • Con quien no quiero seguir colaborando profesionalmente
  • Qué imagen de mi quiero que desaparezca de mi entorno profesional y cambiarla por otra que creo que más me representa

Con más suerte alguno habremos podido empezar a intuir o a definir lo que sí queremos

  • Dónde queremos estar trabajando en un plazo de tiempo concreto
  • Con quién nos gustaría colaborar
  • Qué tipo de cliente quiero tener o en qué tipo de empresa trabajar
  • Cuál quiero que sea mi posicionamiento en el sector y cómo quiero que piensen sobre mi trabajo
  • ¿Quiero ser un referente en lo mío? ¿Quiero conseguir subir posiciones dentro de mi empresa?

Llegados a este punto tendremos que trazar un plan. Sin acción el sueño se queda en eso, en sueño. Si planificamos y accionamos, el sueño puede llegar a realizarse o como mínimo , tendremos la certeza de que lo hemos intentado. Que hemos trabajado por tener ese posicionamiento, ese reconocimiento profesional. Y ello, aunque parezca absurdo, ya será también un éxito.

Quien me conoce sabe que jamás utilizo frases como “Querer es poder” porque entre otras cosas, no son ciertas. Querer no es poder siempre. Lo que sí es cierto es que si quieres que ocurran las cosas tienes que querer. Querer y accionar.

Fijar un objetivo de posicionamiento y reconocimiento profesional lleva su tiempo. No es tan sencillo como puede parecer. Ya hemos hablado que con suerte ahora podemos definir lo que no queremos ¿verdad? Sea como sea, te propongo que empieces a accionar. La suerte de marcarnos objetivos es que podemos empezar a caminar, validar resultados y decidir si seguimos por ese camino o no. Incluso los objetivos pueden variar si nosotros así lo decidimos.

Para empezar a accionar te propongo que te marques como meta un objetivo sencillo que te sirva de punto de partida. Recuerda que el objetivo debe ser SMART (Específico, Medible, Accesible, Retador y acotado en el Tiempo). Ante este objetivo que te marcas te pregunto:

¿A qué te comprometes?

  1. Qué estoy dispuesto a hacer (añadir hábito nuevo, dedicar tiempo a tareas nuevas, entablar conversaciones…)
  2. Qué voy a dejar de hacer (dedicar tiempo a otras tareas, dejar de levantarme tarde, dejar de….)

 

¿Estás preparado/a? ¿A qué te comprometes contigo mismo/a?. El primer paso cuesta poco, el segundo ya es otro tema. ¿Te ayudo?.

Hasta aquí la serie de 4+1 posts que me comprometí a escribir estas vacaciones. Deseo que te hayan podido aportar valor para que te animes a valorar si aquello que haces y el posicionamiento profesional que tienes es lo que quieres o no.

Gracias por leerme.

Si quieres contactar por Linkedin estaré encantada.