Los que tenemos la suerte de tener un trabajo más o menos continuado, con una cotidianidad de Lunes a Viernes, sabemos que el fin de semana nos espera tiempo para poder dedicarlo a todo aquello que entre semana no hemos podido hacer.

Hace relativamente poco tiempo me he dado cuenta de que la gran mayoría espera a que llegue el Viernes como si fuera su salvación. Es usual recibir mensajes de wattsapp con fotografías graciosas de niños, con caras divertidas y con el texto “¡Por fin es Viernes!” como si sólo pudiéramos ser felices los Viernes por el simple hecho de ser una señal de algo así como que “ya se ha terminado la tortura, por fin puedes ser feliz,…Respira hombre que el suplicio termina y tienes un respiro de dos “diítas”…” Eso sí, añadiría yo, ten cuidado que los dos días pasan que ni te enteras; que si el Sábado duermes algo más de la cuenta, te plantas al Sábado noche en un plis, y claro… el Domingo está bien pero… cuidado por que a partir de las 19:00h del día de descanso ya tocará ir pensando en eso de volver a la rutina…. Vamos, que resulta todo muy atractivo, ¿no crees?

Yo no me resigno y reivindico un “por fin es Martes, o Lunes, o Jueves…” Da igual! Cada día deberíamos aprovechar lo que el día a día nos trae. Esperar al Viernes me parece una agonía con un precio muy alto, además de un desperdicio de algo que no nos sobra, de tiempo.. ¿Qué tal si le damos la oportunidad a todos los días para que sean especiales? Qué tal si buscamos cada día las cosas de las que podemos estar contentos y disfrutar…

Propongo una especie de meditación, de honrar a cada día, de disfrutar el aquí y el ahora. Posiblemente los fines de semana serán días que nos permitan hacer cosas con las que a priori disfrutemos más, pero lo que podamos hacer entre semana son también necesarias para disfrutarlas.

Pensando en ello concluyo que la mayoría de gente vive su jornada laboral como algo no grato. Qué diferente sería si consiguiéramos dedicarnos a una actividad de la que a parte de ser productivos económicamente, pudiéramos disfrutar, tener ganas de seguir aprendiendo, mejorar…. De esa manera saborearíamos cada día como lo que es, único.