Cuando se habla de la felicidad del empleado generalmente se hace con referencia única al entorno laboral. De acuerdo, si hablamos de empleado,  o colaborador,  tiene gran lógica, pero más la tendrá si le añadimos todos los roles que la persona lleva a cabo a diario, en la vida laboral y fuera de ella. Somos siempre la misma persona aunque realizando diferentes papeles. en la película.

En estrategias sobre employer branding o marca de empleador  he visto a algunas organizaciones ofrecer al empleado únicamente  incentivos que aportan directamente al rol laboral donde los  cursos de formación, por ejemplo,  tienen en cuenta solamente las hard skills.

Tenerlas en cuenta  está genial y me atrevería a decir que indispensable, pero una cosa es querer tener formado a nuestro personal, lícito e importante, y otra es mirar por su bienestar global. Ahí es donde está la diferencia entre formación del empleado y el cuidado del bienestar global del empleado=persona, que entre otros contribuirá a nuestra estrategia de employer branding con mayor éxito. Un empleado que se sienta escuchado y a gusto estará más comprometido con la empresa y eso seguro que revertirá en la atención a los clientes y al producto o servicio  ofrecido.

Si lo que queremos son personas felices, orgullosas de poder colaborar con nosotros y además atraer a futuro talento, primero deberíamos preguntarnos qué es lo que quieren , qué necesitan, y  seguidamente conocer qué les podemos ofrecer. En resumen sería algo así como cuadrar sus voluntades y necesidades con nuestros intereses y posibilidades como organización.

La base para la estrategia de Employer Branding es escuchar a nuestros empleados

Escuchar activamente consigue que el emisor del mensaje se sienta reconocido, y no solamente es gratis si no que puede hacernos ahorrar tiempo y costes al evitarnos ofrecer posibilidades que no van a ser valoradas tal y como imaginábamos o que no nos van a aportar mucho más que el hecho de alargar la lista de cursos ofrecidos en el ejercicio anual. Escuchar activamente es Escuchar con mayúsculas.

También he podido conocer a empresas que forman, en el sentido más amplio, a las personas con las que colaboran. Ponen a su disposición posibilidades de conocer y practicar skills (soft y hard) que a parte de aportarles sin duda alguna laboralmente, les ayuda a nivel más personal. El resultado que consiguen es tener a equipos más motivados, más interelacionados , personas que se sienten cómodas con los valores y la cultura de la organización y por consiguiente pasan de ser empleados únicamente a convertirse en parte importante de la empresa. Se sienten escuchados, integrados y motivados.

Puede  que sea cierto que lo que pase en Las Vegas allí se quede,  pero en el trabajo esa ley no se cumple. Lo que pasa y cómo nos sentimos en nuestra jornada laboral influye en nuestra vida personal, y viceversa,    No podemos separar esas dos facetas sin valorar las consecuencias. Si nuestra organización decide , y bien hará, velar por sus colaboradores , debe tenerlos en cuenta de manera global, contemplando que el colaborador es antes que nada persona de carne y huesos, que se emociona, que le pasan cosas, que siente… y que todo ello tendrá sí o sí influencia también en la empresa.

La comunicación interna pues cobra especial relevancia en toda la estrategia de employer branding. Saber cómo acercarnos a nuestros colaboradores y tener la habilidad de reconocer las oportunidades puede ahorrar tiempo, y dinero. Escuchar con mayúscula al empleado es una herramienta muy potente que consigue beneficios por ambas partes, el mensajero se siente parte importante del proyecto y el receptor obtiene una información de incalculable valor. Todos ganan. Todos ganamos.